Seguimos sufriendo
y experimentado una corriente de peligros, insolencia, descaros, parcialidades
políticas, corrupción y un sinfín de abusos a los cuales ustedes pueden seguir
enunciando. La realidad nos despierta y exige un tiempo de consagración donde
el Pueblo se haga respetar y deje muy en claro el verdadero papel que debemos
tomar ante un narco-régimen que nos gobierna y factores de oposición que sólo
desean velar por sus intereses políticos.
Desde las cúpulas
partidistas -del narco-régimen y de la oposición- nos pretenden vender la
imagen de la guerra, de la constante confrontación, mientras el venezolano de a
pie, se mantiene en colas, sufre de la inseguridad; y sobre todo, ve nuevamente
con estupor como reviven la palabra “Pueblo” ahora que necesitan votos para
mantener sus curules, sus cargos y sus negocios. Y después de las elecciones
¿qué pasa? La respuesta ya la conocemos: De una u otra manera, el círculo
vicioso se repite nuevamente.
La palabra “pueblo”
en la boca de esos bandidos es sinónimo de vergüenza y miseria. ¿A quién amedrentan
a partir de una justicia parcializada y que sólo se mueve a punta de intereses
políticos o económicos? Al pueblo… ¿A quién llaman a robar si se pasa
necesidad, mientras ellos se llenan los bolsillos a través de negocios
ilícitos? Al pueblo… ¿A quién armaron para atentar contra la vida de
compatriotas no afectos a alguna facción política, mientras gobierneros y
opositores se sientan en una misma mesa a repartir cuotas de poder? Al pueblo…
¿A quién se llama a las calles a defender al narco-régimen o a tumbar al
gobierno, mientras ellos están cómodamente en sus parcelas políticas? Al pueblo…
¿A quién le piden votos sin ofrecer reales soluciones, sino simplemente “voten
por mí o contra él”, y luego “Dios provee” o “el tiempo de Dios es perfecto”?
Al pueblo…
¿Qué nos ha traído
usar al “pueblo” para sus intereses? Una sociedad irreconocible donde se
alienta a una revolución inexistente o a una oposición que aún no tiene ni la
más mínima idea de cómo afrontar la situación en la cual nos encontramos.
Mírate en el espejo
Pueblo: Hablan en nombre de nosotros para enriquecerse más y más; se visten a
todo dar en tu nombre, mientras no tenemos la posibilidad real de vestir
decentemente a nuestros hijos; pretenden hablar como nosotros, mientras la
bajeza moral nos sigue invadiendo cada día; toman medidas políticas y
económicas en nuestro nombre, mientras el bolsillo nos cachetea realmente a la
hora de hacer un simple mercado; pretenden impartir orden por el bien de
nosotros, mientras cada día nos tenemos que encerrar más temprano en nuestras
casas.
Despierta pueblo:
Somos los trabajadores que desde la madrugada exponemos nuestras vidas para
llevar un sustento a nuestros hogares; somos la Iglesia que aún predica la
moral en nuestra sociedad; somos los políticos que aún se niegan a dar su brazo
a torcer, con tal de ofrecer un verdadero cambio institucional; somos los
estudiantes que luchan por una Venezuela de progreso y de esperanza; somos las
mujeres que aún dan su vida por los hijos de esta Patria; en fin, somos el
verdadero Pueblo al que temen los politiqueros del narco-régimen y de la oposición,
ya que representamos una amenaza para todos los negocios que siguen haciendo a
costilla de nosotros.
Dejemos la falsa
ilusión, no nos dejemos engañar por falsas palabras; aprendamos de una vez por
todas que la salida está en nuestras manos. No somos cien, ni miles, sino
millones de hombres y mujeres que estamos hastiados de un sistema que ha
convertido a Venezuela en su bodega, en su negocio particular.Tenemos la
posibilidad real de acabar con una siembra que no ha dado buena cosecha, que
sólo ha dado mala semilla y ha dejado una tierra devastada.
Demostremos la
fuerza del verdadero Pueblo. Con la organización todo es posible.
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